Cumplo a mediodía
Con el buen precepto de oír misa entera
Los domingos, y a estas misas cenitales
Concurres tú, agudo perfil; cabellera
Tormentosa, nuca morena, ojos fijos;
Boca flexible, ávida de lo concienzudo,
Hecha para dar los besos prolijos
Y articular la sílaba lenta
De un minucioso idilio, y también
Para persuadir a un agonizante
A que diga amén.
Figura cortante y esbelta, escapada
De una asamblea de oblongos vitrales
O de la redoma de un alquimista:
Ignoras que en estas misas cenitales,
Al ver, con zozobra,
Tus ojos nublados en una secuencia
De Evangelio, estuve cerca de tu llanto
Con una solicita condescendencia;
Y tampoco sabes que eres un peligro
Armonioso para mi filosofía
Petulante… Como los dedos rosados
De un párvulo para la torre baldía
De naipes o dados.