Las puntas de una ciudad cuadrada
se yerguen en el espejo horizontal
de la bahía plana
rascando el cielo estrellado.
En el mar lleno de luces brillantes
naufragan tus zapatillas bellas y coquetas
en tus pies sensuales
flotando debajo de tu vestido de brocado.
Y hemos desaparecido, en un instante,
como una aguja en el papel de estaño.
Hay cosas que nos llegan al corazón,
Limosinas enormes,
ardillas semicalvas en el Parque Central,
y el cuerpo metálico de la libertad muerta.
Comienza el atardecer en Nueva York.
La oscuridad es reluciente.
La araña metropolitana de mil brazos
cada noche pinta en la superficie de agua brillante
la teoría de Einstein sobre la velocidad de la luz.
Y hectolitros de la sangre de Hollywood
inundarán la pantalla de plata del cielo neoyorkino,
antes que anochezca.
¿Hasta dónde pretende llegar el imperio de mármol y cristal?
¿Cuál es la meta de los rascacielos delgados en forma de misiles?
El Dios compra su 'hot dog'
en el fondo de la calle de las sesenta escaleras.
El Dios es Negro
y ama el color gris del hormigón.
Translated into Spanish by Michael Doubek