Admiro sonrisas
de maniquíes enceradas
y borrachos.
Su fe.
Su humildad.
Su precisión.
Su infalibilidad
determinada por la oficina de normalización.
Admiro
sus almas empapeladas
llenas de la luz y el brocado.
Sus responsabilidades y competencias
excedidas
el precio de taxis.
Me espanta sólo apatía
de personas escuchadas
la respiración grave de los omnibuses de trole.
Doubek, Michael