Cerezas de mayo
mi rama fructífera está podada
llena de cerezas de mayo
rojas como la sangre
un árbol tullido
su herida seca
negra como una fosa
abismo cárstico
sin mencionar
cavado por la mano de Dios
embudo de Dios
lleno de cuerpos
ya contados
ya cantados
entristecidos
llorados
incubados
el lamento resuena
perdido
como un eco lejano
El lamento
fortalece
ni para pasar una noche
ni para amanecer
sentido común
que el sol no aparezca
que la luna no ilumine la oscuridad
los días pasan
como nubes
tenebrosos presagios de lluvia
que corren detrás de la colina
el sol no se cansa
de la salida
ni del ocaso
la hoz de la luna siega los
rayos de luz y los ata en manojos
cuando la luna llena toma el turno
disipa la penumbra
y ese lamento del exterior
persistente
no cesa
de insultar mi silencio