Junqueira Freire


La Huerfana En La Costura

Era mi madre bonita,

Era mi única dicha,

Era mi único amor,

Su cabello era tan rubio,

Ni una cinta de oro

Tendría tanto esplendor.

Sus madejas lucidas

Tan extensas le caían

Que lê besaban los pies.

Cuando me oía mis quejas

En sus áureas madejas

Me venía ella a envolver.

También cuando toda fría

Mi alma se estremecía,

Cuando ausente estaba el sol,

Su alargada cabellera

Como hebras entibiadas

Me servían de chalón.

Mi madre era bonita,
Era mi única dicha,
Era mi único amor.
Sus ojos era suaves,
Como trinares de aves
En la choza del pastor.

Tan bella mi madre que era!

— Yo me acuerdo tanto de ella,

De cuanto en ella existió!

Tengo en mi pecho guardadas

Esas palabras sagradas

Y el rizo que ella me dio.

A mis pasos vacilantes

Ella por largos instantes

Con los suyos enseñó.

Mis lábios mudos y quietos,

Entreabiertos por sus dedos,

Me pronunciaron: — Dios!

Después — cuando despertaba,

Cuando la aurora despuntaba,

Siempre su mano me dio.

Rabiando por la voz de ella

Yo repetía sincera

una preciosa oración.

Mi madre tan bella que era,

— Yo me acuerdo tanto de ella,

De cuanto en ella existió!

Era mi madre bonita,

Era mi única dicha,

Era mi único amor,

Estos puntos que yo imprimo,

Estos versitos que rimo,

Ella me los enseñó.

Las vocês que yo pronuncio,

Los cantos que balbuceo,

Fue ella quien los formó.

Mamita — dime esta vida,

también dime estas fatigas,

estas lanas enredadas:

Mamita dime este canto,

Mamita dime este llanto,

iDímelo todo mamá!

Mi madre tan bella que era,

Yo me acuerdo tanto de ella.

De nada suyo me olvido.

Era mi madre bonita,

Era mi única dicha,

Todo era, el todo mío.
106 Total read