Jorge Isaacs


Tu Imagen De María

Hace un lustro que errante
Por las montañas,
Cuyas cumbres en nieblas
Emboza el Arma,
El ronco estruendo
De Segovia llevóme
Confuso el eco.
Con mi morral fajado
Llegué a tu puerta
A dar mi despedida,
Tal vez postrera,
Al noble amigo
Que valor y consuelos
Daba al proscrito.
Al soldado, sin Patria
Ni hogar ni nombre,
Un don para su viaje
Le hiciste entonces;
Y fue una imagen
De la que Dios a Cristo
Diole por Madre.
El viajero en la margen
De una corriente,
Cuando el viento follajes
Frondosos mece,
Fiores y hojas
Ve pasar confundidas
Sobre las ondas;
Mas si una flor se acerca
Desconocida
Como a asirse del césped
De aquella orilla,
Tiende su mano
Por tomarla, afectuoso,
Mas ya ha pasado. ..
Nadie podrá contarte
La triste historia
De mis últimos años...
Ni la amorosa,
Fiel compañera
Que concedióme el cielo,
¡Ay! ¡sí, ni Selfia!
Mas de tu Virgen Santa
La dulce imagen
He llevado conmigo
Como deseaste;
Y en larga lucha
Con el mundo y mi suerte
Diome su ayuda.
En los desiertos, cuando
Llegar veía
La noche de regiones
Desconocidas,
Y Dios tan sólo
Por mi rostro miraba
Rodar mi lloro:
En la tumba do pudo
Mi joven frente
Marchitarse en instantes,
Donde \a muerte
Confuso el nombre
Del mejor de los padres
Sólo dejóme:
Al dar mi adiós postrero
A esa morada,
Sus bosques, sus llanuras
Y sus montañas,
Do de mi vida
Corrieron presurosos
Tan bellos días:
Al ahogar los sollozos
Contra mi seno
De una madre viuda,
Sin pan... sin techo...
¡Allí a su lado
Tres huérfanos su suerte
Triste ignorando!. . .
¡Ah! ¡basta! ¡basta! es justo
Dios te bendiga,
Amigo verdadero;
Y tú, María,
¡No me abandones!
Si sucumbo, ¡tu amparo
Dale a mi prole!
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