'Muere el hombre, no torna a levantarse'
Tu labio blasfemó:
De muertos inmortales es tu ciencia,
Sus virtudes son luz en tu conciencia,
Tu gloria de otra gloria resplandor.
¿Muere el hombre, no torna a levantarse?
¿Morirse no es dormir
De madre tierna en el fecundo seno?
¿Es lodo el hombre y su sepulcro cieno,
Y el lodo siente y ama y duda en ti?
Muere el hombre y no torna a levantarse
Y oyes a tu querer
El batallar, las liras y el gemido
De tantos ¡ay! ¡que mártires han sido
Por verdad, por amor y por su fe!
¡Muere el hombre, y no torna a levantarse!
Sócrates y Jesús
¿No existen, no te enseñan, polvo fueron
Que a su paso los siglos esparcieron?
¿Dulce el tósigo fue, baldón la cruz?
¿Muere el hombre, y no torna a levantarse?
Desaliento y horror.
Hálito, aroma o soplo de la nada
Fue de Eloísa el alma enamorada...
¡Y era cieno también su corazón!
Muere el hombre, y no torna a levantarse.
¡En vano es ya morir!
¡Y mis últimos besos palpitaban
En esos labios que al besar juraban
En un mundo mejor amarme así!
Muere el hombre, y no torna a levantarse:
Padezco... ¿y vivo aún?
Humano miedo fue, Jehová, tu ira;
¡Tu amor y mi esperanza eran mentira!
Me circundaban tinieblas... ¡y son luz!
Muere el hombre, y no torna a levantarse.
¡No revive jamás!
Bardo, recoge tu corona santa,
Y por quien dijo a Lázaro — ¡levanta!
¡La gloria en tu sepulcro llamará!