El país do nacemos no es la patria,
Que amor la patria es.
En vano, errante, busco la de mi alma,
¡Y nunca la encontré!
Estos bosques y mares son la tuya,
Hechicera Isabel,
Marina flor que besan las espumas
Del niveo monte al pie.
Junto a ti, ¡qué de dichas y de glorias
Sueña el alma otra vez!
Perfume de las selvas de Tairona...
¡Oh! ¡llévame a tu edén!
Proscrito soy de un mundo en donde se ama
Como en sueños amé.
Hay de su cielo luz en tus miradas:
¡Condúceme hasta él!
¡Realidad! ¡Realidad! Desierto ardiente...
¡Abrasadora sed!
¡Y de mi patria en las campiñas verdes
Sepulcro no tendré!
Diciembre-1881.
Una vez... ¡Ah! figuróme que ahora
Respiro aún su delicioso aliento,
Y enardecido por sus labios siento
El corazón que la suspira y llora...
—'Hazme versos así, dijo Leonora
(¡Catorce eran de Lope, y un portento!'),
'Y lo que pides te daré al momento
Con la vida y el alma que te adora'.
Después... Más nunca demandó cantares,
¡Porque tan cerca palpitar se oían
Mi corazón y el suyo!... Y luminares
Del alma aquellos ojos, que vertían
Bajo mis besos luz y lloro ardiente,
¡Fuego inmortal dejaron en mi mente!