Siéntate junto a m í — ¿ M á s ? — Es preciso.
Pluma, tinta — Y papel — ¿Sabes qué gano?
Pues u n . . . — S í — ¿ Q u i e r e un pie?—Dame una mano.
No doy a cuenta nada; se lo aviso.
Mas siendo yo formal y tan sumiso...
¡Mucho, mucho!... aquí está; todo lo allano.
¿Cuándo encerrar en un soneto enano
Tal poema de amor un vate quiso?
Si en vez de concluir lelo me mira...
¿No son siempre tus ojos mi embeleso?
Y si sólo a usted ven, ¿por qué suspira?
Suspiro de placer—¿Será por eso?
Dame otro instante y . . . —¿Ya? — ¿No ves, Elvira?
¿Concluyó? — ¡Paga! — Sí: mi alma... ¡Y un beso!