De las partes bajas del día
los hombres caen al suelo;
del suelo caen hacia sí mismos,
y de momento en momento
no dejan de venirse abajo.
En la casa, en la calle,
se les puede observar
dando con la cabeza en tierra,
muriendo sin enfermedad
y sin heridas de mano armada.
Mueren de ayer, de soledad,
de poca sombra y de mucha nada.