Es tiempo ya que deje de palpitar mi pecho,
Pues que otros corazones no laten junto a mí...
Empero, aunque no pueda volver a ser amado,
No importa, me es forzoso amar hasta morir.
Mi vida está en su otoño: marchitos por el tiempo
Las flores y los frutos cayeron del amor,
Tan sólo los pesares me quedan todavía...
Me queda ese gusano hambriento y roedor.
El fuego de mi pecho parece en mi agonía
La llama solitaria que sale de un volcán,
Junto a la luz que arroja, ninguna antorcha brilla,
¡es una moribunda hoguera infernal!
¡Cuidados, esperanzas, exaltación de penas,
Afanes de los celos, transporte del amor,
No puedo ya sentiros, más llevo las pesadas
Cadena que en lazaban mi pobre corazón!
Empero, hoy no debiera tener los pensamientos
Que son el patrimonio de ardiente juventud;
No es hoy cuando a los héroes la gloria con sus lauros
O ciñe la cabeza a o adorna el ataúd?
¡Despierta! (Más o Grecia! O ya tú te has despertado)
Despiértate alma mía, y observa el manantial
De do la sangre viene que corre por mis venas:
¡No puedan ¡ay! mis hechos su origen profanar!
Contempla aquí... la gloria... el campo de batalla...
La espada... la bandera... la Grecia mira en fin;
Jamás el espartano que llevan en su escudo
Más libre se creyera, más próximo a morir...
Es tiempo ya que a estas pasiones miserables
Indignas de asaltarme las huelle con el pie
Desde hoy deberán serme de amor y de belleza
Extrañas las sonrisas, lo mismo que el desdén.
Si lloras ¿por qué vives...? He aquí donde la muerte,
Te puede ser gloriosa... Estás en la región
Que lidia por ser libre... ¡oh Byron, al combate!
¡Y dile a la existencia tu postrimer adiós!
Y busca en el combate lo que jamás se busca,
La tumba del guerrero que es fácil encontrar.
Para probar tu eterno reposo en el sepulcro
En la oprimida Grecia escoge tu lugar.