Gregorio Gutiér González


De La Señorita Paulina Granados

¿Para qué te sirve el álbum?
¿Para qué sirve ese libro?
¿Para que en él los poetas
Ensalcen tus atractivos?

No, pues tú sabes que tienes
Ojos traviesos, ladinos,
Que juguetones ofrecen
Lo que no cumplen esquivos;

Que tienes boca hechicera,
Talle flexible y divino;
Garganta y pecho que sirven
De disculpa al atrevido.

Que bajo tanta belleza
Encierras tanto atractivo;
Que tu graciosa inquietud,
Tu aire burlón y maligno,
Tu sonrisa o tus desdenes,
Tu gesto amable o altivo
Te hacen un ser adorable,
Pero un ser indefinido,
Que da temor o esperanza,
Más siempre infunde cariño;
Mas tú lo sabes mejor
Que los que pueden decirlo,
Y eso se ve en el espejo
Y no en las hojas de un libro.

¿Será para que en sus hojas
Depositen tus amigos
Con su firma y su recuerdo
La ofrenda de su cariño?
Sólo la falsa amistad,
Sólo el afecto mentido
Necesitan dar recuerdo
Que duren más que ellos mismos.
¡De qué te sirven las firmas
Que dejan falsos amigos,
Más por honrar su memoria
Que por mostrarse sumisos?
Y cuando pase a recuerdo
Lo que te dejen escrito,
Es porque ya su amistad
Del corazón se ha extinguido.
Profanos aduladores
Que al santuario admitidos,
En el altar de la diosa
Colocan dones indignos;
Que la amistad verdadera,
El verdadero cariño,
Se guarda en los corazones
Y no en las hojas de un libro.

¿Esperarás que el amor
Entone ardorosos himnos
En estas hojas, pintando
Sus éxtasis, sus delirios?
No, que el amor verdadero
Jamás publica atrevido

Lo que ha nacido en silencio,
Lo que se crió en sigilo.
Que las frases amorosas
Que al labio dicta el cariño
Sólo guardan su ternura
Murmuradas al oído,
El amor nunca se escribe:
Se sorprende en los suspiros,
Se deja ver en los ojos,
Mas no en las hojas de un libro.

Cuando sienta de la vida
Lo que feliz no has sentido,
El desamor en ti misma
Y en los demás el olvido;
Cuando sientas disiparse
Esos soñados castillos
Que forja la juventud
Y que destruye el hastío;
Cuando sienta ya en tu pecho
Un corazón sin estímulo,
Perdida la ilusiones
Y los encantos perdidos;
Entonces, bella Paulina,
Te servirán de martirio
Las frases de la amistad
Y del amor los escritos.
Marchitas ya y sin aroma,
Flores de un árbol caído,
Recuerdos de un bien pasado,
De un tiempo mejor, testigos.

¿No es bastante la memoria
Para un corazón herido,
Que quieres guardar recuerdos
Entre las hojas de un libro?
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