Hoy las cuerdas de mi lira
He pulsado una por una,
Y ninguna encontré digna
De sonar en honra tuya;
Que mi voz es triste y débil,
Y ha de ser alta y robusta
La que ensalce tus virtudes,
La que cante tu hermosura.
No te puedo dar cantares;
Pero escucha, Hortensia, escucha:
Yo te ofrezco lo que a nadie
Ofrecer pudiera nunca:
Hay un nombre, nombre santo,
Que en su fondo el alma oculta,
Que en la senda de mi vida
Es el faro que me alumbra,
Y ese nombre te lo ofrezco...
¡Oh! ¡permítele a mi pluma
Que del tuyo al par lo escriba
Y estas páginas los unan!
Es un nombre que yo quiero
Escuchar en boca tuya,
Porque debe ser más dulce
Si tus labios lo pronuncian.
Ese nombre es mi riqueza,
Es mi orgullo, mi ventura,
Lo que más mas en el orbe;
Ese nombre es el de JULIA.
Yo te vi cuando era joven,
Cuando llena de ventura
La cabeza delirante
En soñar sólo se ocupa;
Cuando el alma en su delirio
Forma imágenes confusas
De una dicha que no alcanza,
De un placer que siempre busca;
Cuando sueña enamorada
Ver angélicas figuras,
Y les presta entusiasmo
Para darles hermosura...
Y eras bella entre las bella,
Y modesta cual ninguna,
Y graciosa y hechicera.
Y gentil, y amable, y pura...
Y al mirarte comprendía
Que no en vano el alma busca
Quien realice las visiones
Que en su sueño amantes cruzan.
Yo de lejos te admiraba...
Pero escucha, Hortensia, escucha:
Conocí en el mismo tiempo,
Por mi bien, otra hermosura,
Y si entonces hubiera puesto
En mis manos la fortuna
Este libro, escrito habría
En sus páginas mi pluma:
”Oh! ¡perdona al que atrevido
Otro nombre al tuyo junta!
Que ese nombre es su esperanza,
Ese nombre es el de JULIA”.
Hoy te he visto y estás bella
Y hechicera como nunca,
Con tus hijos y tu esposo
Compartiendo tu ternura.
Y tú formas de esos seres,
Que amorosos te circundan,
De los unos la esperanza
Y del otro la ventura.
Yo te admiro de ese modo;
Pero escucha, Hortensia, escucha:
A lo lejos otra madre
Descubrir se me figura
Rodeada de sus hijos:
En sus labios se dibuja
Fugitiva una sonrisa
De bondad y de dulzura;
Y palabras amorosas
Enseñándoles se escuchan,
Y mi nombre ella repite
Y mi nombre ellos pronuncian.
Esa madre es el tesoro
Que me ha dado la fortuna,
La que me hace ser dichoso,
La que quiero con locura.
Perdón, pues, al que atrevido
Otro nombre al tuyo junta
Pues no tiene que ofrecerte
Sino el nombre de su JULIA.