Yo nunca he tenido aquí
Constante amor ni deseo,
Pues siempre por la que veo
Me olvido de la que vi.
ALARCON
Parece el corazón mío
Un inmenso coliseo,
Donde todas las que veo
Encuentran palco vacío
G.G.G.
Con rudo golpe en el amante pecho
Late otra vez mi corazón, Elvira,
Por ti otra vez mi corazón suspira,
Por ti me abraso en incesante amor.
De tu amor me olvidaba, mas te he visto
Y otra vez tus encantos me rindieron,
Y tus gracias divinas revivieron
En las muertas cenizas nuevo ardor.
Volví a mirar tu encantadora frente,
Divino altar de virginal pureza,
Y he mirado rodar de tu cabeza
Rizos dorados por tu casta sien.
He vuelto a ver en tus azules ojos
Ese color en que refleja el cielo,
Donde se ven en transparente velo
Dibujadas las gracias del Edén.
También te he visto, encantadora Helena,
Lanzando rayos con tus negros ojos,
Abriendo heridas, infundiendo enojos,
Regando amores por doquier que vas
Tus negras trenzas descendiendo bellas
Por tu moreno, irritador semblante,
Y tu cuerpo flexible y elegante,
Perder me han hecho mi quietud, mi paz.
Los hoyuelos que adornan tus mejillas
Me tienen muerto, angelical Dolores,
Pues en ellos anidan los amores
Y van las gracias a jugar también.
Pero ¡ay Virginia! Que me vuelve loco
Lo voluptuoso de tus labios rojos...
Pero, Camila, tus traviesos ojos
Nunca se olvidan si una vez se ven.
Pero ¡ah! cuál late mi amoroso pecho
Bella Isabel, si tu virtud admiro
¡Y cuál de amor frenético deliro
Al ver tu gracia, encantadora Inés!
Julia, Rosaura, Margarita... ¡oh, todas,
Todas son bellas y por todas muero!
Es más hermosa la que vi primero,
Y es más amada la que vi después.
Cualquiera de las mi razón trastorna,
Junto de todas con amor palpito;
¡Mi amante corazón es infinito
Y un lugar para todas hay en él!
¡Oh ven, Elvira! ¡Oh ven, Helena amante!
¡Oh ven, Julia... Rosaura... Margarita...!
Venid, que amante el corazón palpita,
Divina Inés y célica Isabel.