Era el más bello de los hombres todos,
Hermoso como un ángel... Su mirada
Era un rayo del sol que fugitivo
El mar refleja en sus azules aguas.
Sus abrazos... ¡transporte delicioso!
Su corazón mi corazón buscaba
Y a impulsos del amor juntos latían
Y los labios y vida encadenaban.
La noche a nuestros ojos se extendía,
Y dejando vagar nuestras miradas
Perdíanse en su sombra, y los cielos
Fascinado el espíritu volaba.
¡Oh!... ¡y sus besos!... ¡emoción divina!
Cual dos rayos de luz que se entrelazan,
Cual dos voces de un arpa que se juntan
En confusión armónica y lejana.
Su espíritu y mi espíritu se unían;
Dentro del alma penetraba el alma;
Y las mejillas rojas de deleite
Y los ardientes labios nos temblaban.
¡El ya no existe!... En vano mis suspiros
Y mis calientes lágrimas le llaman...
¡Ya no existe!... y los goces de la vida
En gemidos inútiles se exhalan.