Gregorio Gutiér González


A Virginia

Te he vuelto a ver, mas no como algún día
El recinto llenado de un salón
Con los dulces acentos de armonía
Al resonar de tu divina voz.

Era de noche.. En frente al escenario
Entre bellezas mil brillabas tú,
Como luce el yarumo solitario
De la colina en el lejano azul.

Extasiados mis ojos te veían,
Atentos siempre a tu ademán menor...
Y a mi memoria sin cesar venían
Los recuerdos de un tiempo que pasó...

Mas los acentos hasta mí llegaron
Del sublimo proscrito de Jersey,
Que al evocar los tiempos que pasaron
Nos hace a su recuerdo estremecer.

Mi pobre corazón puso en tortura
Con su “Lucrecia” el inmortal cantor...
Y llenando sus fibras de amargura,
Una por una con placer rompió.

Y sin fuerza, cansado y abatido
Sentí en el pecho el corazón latir,
Y buscando un descanso, entristecido,
Se volvieron mis ojos hacia ti...

Y fuiste para mí como la sombra
Al ave fatigada por el sol;
Como la dócil y mullida alfombra
Al débil pie que el arenal llagó.
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