Gregorio Gutiér González


A un Recien Racido

¿A qué viniste al mundo de las lágrimas
Ser inocente, inofensivo, ideal?
¿Ignoras que el dolor empaña ¡mísero!
Las aguas de ese limpio cristal?

¿Sabes qué es el mundo? Un negro piélago
Do al fin sucumbe quién navega en él,
Como sucumbe entre las sombras pérfidas
Juguete de las olas el bajel.

Grato me fuera si te viera espléndido
Alzar tu vuelo a la mansión de Dios
Antes que empieces a apurar el tósigo
Del desengaño, de la vida en pos.

¡Has visto acaso a la violeta tímida
Mostrar sus galas al primer albor,
Luego en la tarde replegar sus pétalos
Herida por el astro brillador?

Así del hombre los ensueños plácidos
Envueltos siempre en el dolor están;
¡Ah! que los goces de la vida rápidos
Riendo vienen y muriendo van!

Si acaso llega la fortuna pródiga
Alguna vez a coronar su sien,
Recuerda que este don es siempre efímero,
Y eterna la virtud, único bien.
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