Gregorio Gutiér González


A Mi Amigo Segundo Fonnegra

¡Quién pudiera pagar! Si es tan sagrada
La deuda de un amigo, ¿cuánto es más
La de tumbas de amigas no olvidadas?
¡Quién pudiera pagar!

Tú sabes que ofreciera a tus hermanos,
A Fernando y a Clara y a Miguel,
Un canto a la PATRONA... pero en vano
¡Si murieron tan pronto! Y... no pagué!

Mas no sabes por qué? Porque impotente
Se halló muy floja mi mundana voz
Para cantar a la incantable siempre,
La madre de los huérfanos y Dios.

Si pudiera entonar una plegaria
A la que adoro desde niño yo,
Con humildad dijérala entre lágrimas:
“Conocí tu retrato en tu ASUNCION”:

“¡Oh! ¡madre de mi madre y madre mía!
Si cantarte no sé, dame perdón,
Corazón de mi alma que venías
Cuando en la cuna descansaba yo.

“Tú en mi risueña juventud mostrabas
Con una mano el cielo, otra el hogar,
Los dos únicos nidos donde se halla
La dicha pura aquí y eterna allá.

“Pero, perdón, Señora, si te ofendo
Al decir que te quiero más que a Dios.
Madre mía, es que a Dios le tengo miedo
Y a ti te tengo ¡tánto, tánto amor!

“Para ti guarda el corazón del hijo
El tesoro de amor que encierra en él,
Y aunque Dios es mi padre y lo bendigo
Yo no lo puedo como a ti querer.

“Eres, madre, una tabla, y casi sola
Que, ya náufrago, alcanzo a divisar...
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