“¿Con qué has visto la muerte hace ya tiempo
Acercarse hacia ti con paso fijo,
Y has exclamado con solemne acento:
Cúmplase en mí tu voluntad, Dios mío?”
Eso preguntas tú. Pues eso es cierto;
Mas quiero que me digas, Federico,
Si próxima la muerte estoy sintiendo
¿Qué es lo que extrañas del acento mío?
-¿Qué no debo morir porque no es tiempo
Que yo deba dejar entristecidos
A todos los que forman mi embeleso:
Familia, patria, porvenir, amigos?
Mas si eso no es así, si no hay remedio,
Y dice Dios: “ Ya el término es cumplido”,
¿Me acusarás si ante un poder inmenso
Mi no poder con humildad resigno?
Nadie anhela morir cuando a lo lejos
Le da un fanal consolador su brillo:
¿Quién ilusiones al redor sintiendo
Querrá la realidad amigo mío?
Si desechar la muerte ya no puedo,
Y humildemente resignado digo
(Al ver que Dios es grande y yo pequeño):
“Cúmplase en mí tu voluntad Dios mío”,
¿Me culparás, me culparás por esto..?
No culpándome yo, muero tranquilo.
Todo lo que es morir yo lo comprendo,
Y con sólo mi miedo lo publico.
Si es preciso morir, también es cierto
Que es resignarse a nuestro fin, preciso.
Si es preciso morir, muramos riendo
Al menos con los labios, Federico.