Gregorio Gutiér González


A Medellin

Allí está Medellín, la hermosa villa,
Muellemente tendida en la llanura
Cual una amante, tímida hermosura
Reclinada en el tálamo nupcial.
Allí está Medellín: su sol ardiente
La hace ostentar su gala y sus primores,
Y la da los fantásticos colores
Del magnífico Edén del oriental.

Ciñe su talle esbelto su ancho río
Cual cinturón de perlas y de plata,
Y en so monda limpia la beldad retrata
Y allí su imagen sonreída ve.
Murmura el río enamoradas voces
Para adormir a su coqueta reina,
Y ella en sus aguas sus cabellos peina
Y moja en ellas el desnudo pie.

Cual reina joven del pomposo valle
Que de su trono en derredor se extiende,
Cuanto su vista en la extensión comprende
Domina con su vista en la extensión.
Los ojos gozan y los labios callan
Al aspecto de tanta maravilla,
Y el caminante al contemplar la villa
Le tributa su ardiente admiración.

Mirad a Medellín, cuál reverbera
|Con los rayos del sol en el cenit;
Cual mirada al través de una ancha hoguera,
Partículas de luz hierven allí.
Es el hermoso, trémulo paisaje
Que tiembla al beso de su ardiente sol,
Levemente encubierto en el celaje
Que en la llanura levantó el vapor.
Así se miran al través del sueño
Mundos de claridad, campos de luz,
Cuando el amor el porvenir risueño
Fascina la fogosa juventud.

Quédate, adiós, ¡oh Medellín! Tus galas
Tu cielo azul, tu mágico paisaje,
El tiempo nunca, destructor ultraje
Ni el hombre insulte, ni entristezca el mal;
Y hállenme siempre a mis amigos ojos
Muellemente tendida en la llanura,
Cual una amante, tímida hermosura
Reclinada en el tálamo nupcial.
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