Yo era niño, tú niña, nos veíamos
Tu ruborosa y vergonzoso yo;
Que amábamos entonces no sabíamos,
Pero inocentes, tímidos, decíamos;
¡Amémonos los dos!
Jóvenes ambos, con amor profundo
Siempre amarnos juraste y juré yo;
Si es nuestro amor, dijimos, sin segundo,
¿Qué nos importa lo que diga el mundo
Amándonos los dos?
“Nos amamos, decimos todavía,
Tú sin rubor y sin vergüenza yo:
Mas huye nuestro amor la luz del día.
Digamos la verdad, amiga mía:
Nos amamos ya los dos.