Gaspar Melcho Jovellanos

1744-1811 / Spain

A Arnesto

Dejame, Arnesto, dejame que llore
Los fieros males de mi patria, deja
Que su rueina y perdicion lamente;
Y si no quieres que en el centro obscuro
De esta prision la pena me consuma,
Dejame al menos que levante el grito
Contra el desorden: deja que a la tinta
Mezclando miel y acibar, siga indocil
Mi pluma el vuelo del bufon de Aquino.
iOh! icuanto rostro veo, a mi censura,
De palidez y de rubor cubierto!
Animo, amigos, nadie tema, nadie,
Su punzante aguijon; que yo persigo
En mi satira el vicio, no al vicioso.

Ya la notoriedad es el mas noble
Atributo del vicio, y nuestras Julias,
Mas que ser malas quieren parecerlo.
Hubo un tiempo en que andaba la modestia
Dorando los delitos; hubo un tiempo
En que el recato timido cubria
La fealdad del vicio; pero huyose
El pudor a vivir en las cabanas.

iOh infamia! ioh siglo! ioh corrupcion! Matronas
Castellanas, ?quien pudo vuestro claro
Pundonor eclipsar? ?Quien de Lucrecias
En Lais os volvio? ?Ni el proceloso
Oceano, ni, lleno de peligros,
El Lilibeo, ni las arduas cumbres
De Pirene pudieron guareceros
Del contagio fatal? Zarpa prenada
De oro la nao gaditana, aporta
A las orillas galicas, y vuelve
Llena de objetos futiles y vanos;
Y entre los signos de extranjera pompa
Ponzona esconde y corrupcion, compradas
Con el sudor de las iberas frentes;
Y tu, misera Espana, tu la esperas
Sobre la playa, y con afan recoges
La pestilente carga, y la repartes
Alegre entre tus hijos. Viles plumas,
Gasas y cintas, flores y penachos
Te trae en cambio de la sangre tuya;
De tu sangre ioh baldon! y acaso, acaso
De tu virtud y honestidad. Repara
Cual la liviana juventud los busca.
Mira cual va con ellos engreida
La impudente doncella; su cabeza,
Cual nave real en triunfo empavesada,
Vana presenta del favonio al soplo
La mies de plumas y de airones, y anda
Loca, buscando en la lisonja el premio
De su indiscreto afan. iAy triste! guarte,
Guarte, que esta cercano el precipicio.
El astuto amador ya en asechanza
Te atisba y sigue con lascivos ojos;
La adulacion y la caricia el lazo
Te van a armar, do caeras incauta,
En el tu oprobio y perdicion hallando.
iAy cuanto, cuanto de amargura y lloro
Te costaran tus galas! iCuan tardio
Sera y esteril tu arrepentimiento!
Ya ni el rico Brasil, ni las cavernas
Del nunca exhausto Potosi no bastan
A saciar el hidropico deseo,
La ansiosa sed de vanidad y pompa.
Todo lo agotan: cuesta un sombrerillo
Lo que antes un Estado, y se consume
En un festin la dote de una infanta;
Todo lo tragan; la riqueza unida
Va a la indigencia; pide y pordiosea
El noble, engana, empena, malbarata,
Quiebra y perece, y el logrero goza
Los pinguees patrimonios, premio un dia
Del generoso afan de altos abuelos.
iOh ultraje! ioh mengua! todo se trafica:
Parentesco, amistad, favor, influjo,
Y hasta el honor, deposito sagrado,
O se vende o se compra. Y tu, belleza,
Don el mas grato que dio al hombre el cielo,
No eres ya premio del valor, ni paga
Del peregrino ingenio; la florida
Juventud, la ternura, el rendimiento
Del constante amador ya no te alcanzan.
Ya ni te das al corazon, ni sabes
De el recibir adoracion y ofrendas.
Rindeste al oro. La vejez hedionda,
La sucia palidez, la faz adusta,
Fiera y terrible, con igual derecho
Vienen sin susto a negociar contigo.
Daste al barato, y tu rosada frente,
Tus suaves besos y tus dulces brazos,
Corona un tiempo del amor mas puro,
Son ya una vil y torpe mercancia.
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