Clarísimo marqués, en quién derrama
el cielo cuanto bien conoce el mundo;
si el gran valor en que el sujeto fundo,
y al claro resplandor de nuestra llama
arribare mi pluma, y do la llama
la voz de vuestro nombre alto y profundo,
seréis vos solo eterno y sin segundo,
y por vos inmortal quien tanto os ama.
Cuanto del largo cielo se desea,
cuanto sobre la tierra se procura,
todo se halla en vos de parte a parte;
y, en fin, de solo vos formó natura
una extraña y no vista al mundo idea.
y hizo igual al pensamiento el arte.