Antonio Gamoneda

1931 / Oviedo

HAY un muro delante de mis ojos

HAY un muro delante de mis ojos.

En el espesor del aire hay signos invisibles,

hierba cuyos hilos entran al corazón lleno de sombra,

líquenes en el residuo del amor.
Incesto y luz. Piensa en la lente que precedía a la piedad, piensa en las aguas:

si yo pudiese atravesar la inexistencia se abrirían las fuentes de la misericordia

y habría ciegos cuyas grandes manos trabajarían dulcemente,

pero la cobardía es bella en los cabellos de mi madre y en ese muro está escrito el silencio.

Llanto en la lucidez, verdades cóncavas:

«No vale nada la vida, / la vida no vale nada».
Recordad esta canción antes de mirar mis ojos;

mirad mis ojos en el instante de la nieve.
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