Calmo, a lo largo de la noche lenta,
Escribo, insomne. A un lado de la mesa
Un negro tintero hay que la cabeza
De un cuervo representa.
Mudo lo miro y así me mortifico
Y en mi dolor atroz más me concentro:
Y entreabriendo su grande y fino pico
Meto la pluma en su garganta adentro.
Y solo, de su panza, poco a poco,
Voy sacando la pluma inmersa en tinta...
Y mi mano, que tiembla toda, pinta
Versos propios de un loco.
Con su abierto ojo vítreo, la funesta
Ave que representa mi tintero
Sigue mi mano, que camina, presta,
Temblando toda en el papel entero.
Me dicen cuantos me desean vivo
Que lance fuera ese agorero cuervo,
Pues sangra de él este descreer protervo
De los versos que escribo.