Nunca des un paso sin enterrar semilla.
Cada segundo el comienzo de una eternidad, cada peldaño
el principio de una escalera infinita, cada gesto el núcleo
de un nuevo cosmos.
Si el sabio no siembra es razón estéril.
Quien acumula sin dar, se vacía.
Antes de alisar el camino, despójalo de sus ilusiones
petrificadas.
En el paramo del sufrimiento, planta un destello de alegría,
clávalo con saña en aquello que solo imita lo que por
siempre es.
Puedes seguir la senda inversa: a la piedra áspera, la corriente
fluvial no la rechaza, la pule, la incluye.
El guijarro al entregarse a lo ilimitado le da un sentido.
Una sola semilla justifica la existencia de la Tierra entera.