Envía al matadero tus palabras inútiles : formas insaciables,
Frutos sin cuesco, vacíos ornados de ilusiones, pellejos
Inflados de bruma.
Que la mudez descienda en el pozo de tu lengua, que el sabor
De la eternidad conceda paz a tu mente, que la cruz en
La que clavas las definiciones se haga polvo.
Solo entonces, como escultura de santo pulida por besos
De creyentes, tu boca podrá verter palabras comparables a soles.
No serán tuyas, las gestara una garganta humilde.
Tendrán letras, sonidos, formas, pero esta vez fértiles, preñez
Que estalla en cantos, catedrales de crecimiento perpetuo,
Gigantescos diccionarios poblados innumerables veces de
Un solitario "gracias".